Rubén Capuano, de CAPLAST: “Cada industria debe siempre más tecnológica y más competitiva en su rubro”

Ubicada hace 22 años en la zona sur de Rosario, la firma elabora partes de plástico inyectado para el sector autopartista. Además, en el último tiempo, incursionó en rubros como la fabricación de piezas para electrodomésticos o iluminación.

 

 

¿Cuándo empezó con la empresa?

Rubén Capuano: Hace 22 años empecé en la industria, en 1992. Yo inducía plástico en una de las matricerías más grandes del país, que era proveedora de las terminales automotrices líderes de la Argentina, como Fiat, Renault o Mercedes Benz. Yo era encargado de planta. Hasta que me animé a independizarme. Y empecé a decorar piezas plásticas, y luego a inyectarlas.

 

Si se largó con una industria propia en plena década del ’90, quiere decir que no le teme a los desafíos difíciles…

Rubén Capuano: Sí, es así. Cuando fundé mi empresa, el contexto no era el mejor, pero creo que cuando uno a la industria la lleva en la piel, no hay situación que lo asuste. A mí me encanta el galpón, las máquinas, producir. Hemos estado en algún tiempo trabajando sábados y domingos con la inyectora, junto a mi hijo, para sacar trabajos cuando hizo falta. Y siempre fui de la idea de que en los malos momentos hay que pensar para adelante. En mayo de 2001, por ejemplo, nosotros estábamos bajando la máquina más grande que tenemos acá. Y la tuvimos seis meses parada, porque no teníamos ningún trabajo. Pero apenas pasada la crisis de diciembre de ese año, esa misma máquina fue la que más laburo nos dio.

 

¿Cuántos empleados tienen en Caplast?

Rubén Capuano: Hoy son 6 empleados. Tenemos una capacidad actual de procesamiento de 14 toneladas por mes, que pasan de materia prima a piezas inyectadas. Nuestra empresa no fabrica un producto en particular, sino que ofrecemos un servicio. Me traen una matriz, como puede ser cabezales de heladera, manijas de heladera, carcaza para faro, o caravanas para ganado, y acá lo hacemos.

 

¿Con qué clientes trabajan como autopartistas?

Rubén Capuano: Hace un año estamos proveyendo indirectamente a GM y Renault, fabricando piezas para un proveedor directo de esas dos terminales. Hacemos algunas partes de las tapas de baúl y de las puertas.

 

¿Cuáles han sido los principales aprendizajes que tuvo en estos años?

Rubén Capuano: Un concepto que tengo es que cada industria debe siempre más tecnológica y más competitiva en su rubro. Eso trae beneficios al cliente y a la empresa. Las máquinas que tenemos ahora tienen cinco años de uso y estamos pensando en renovarlas, porque somos apasionados de la tecnología y de estar siempre adelante. Nuestros productos demuestran eso. Como filosofía de trabajo, creo que siempre tenemos que pensar para adelante, los industriales, sin tenerle miedo a hacer una inversión. Si ves la historia de nuestro país, siempre estamos en crisis. Y en ese momento nos tenemos que estar preparando para lo que vendrá. Cuando termina una crisis, tenés que tener la mejor tecnología para poder competir.

 

¿Han utilizado para sus trabajos la oferta de servicios de la DAT, a nivel provincial?

Rubén Capuano: Sí. Y siempre obtuve buenos resultados, me fui conforme. El trabajo de la DAT nos sirve a los industriales. Tiene un muy buen nivel.

 

¿Siempre estuvo en Rosario su empresa?

Rubén Capuano: Sí. Y por eso también siempre me trato de defender la industria rosarina. Yo fui uno de los fundadores de la Asociación Vecinos Industriales de Ovidio Lagos, para tratar temas en común de la industria acá en la zona sur de la ciudad. Algo de lo que hicimos fue realizar un censo por todo el corredor de entre Ovidos Lagos y Francia, hasta la A012. Y nos dio que un número de 9 mil empleados y un producto bruto mayor que el de Las Parejas. Sin embargo, a veces cuando se piensa en polos industriales fuertes, no se recuerda tan seguido todo lo que tenemos acá.

 

¿Algún mensaje final que le gustaría dejar a sus colegas?

Rubén Capuano: Que nadie llega solo a la meta. Que hacen falta con un conjunto de personas. El personal de la fábrica, los clientes, los otros fabricantes, así como los amigos o la familia. Y otra idea que destaco es el de la alianza estratégica cliente-proveedor. Porque el cliente no pone el precio final del producto, sino que lo termina poniendo el mercado. Entonces tenemos que acomodarnos bien, ver cómo diseñamos un producto, que siempre tenga programas serios de trabajo, buena tecnología.