Es el fundador de una firma que, desde Villa Gobernador Gálvez, apostó por un cambio de paradigma para la matricería nacional. Hoy, a cuarenta años de haber nacido, su empresa cuenta con cien empleados y una importante presencia en el mercado nacional y de exportación.
¿Cómo es la historia de la empresa y cuál es su cargo?
Edmundo Salvia: Soy el fundador de la firma Plasticraft, que nace hace cuatro décadas, en el año ’77. Yo trabajaba por entonces con mi padre, como ayudante de matricería en su empresa. Ahí había aprendido la técnica y había comenzado a diseñar algunos moldes, se me había despertado una pasión por este rubro. Había empezado a asistir a cursos y charlas técnicas, hasta que descubrí que un proveedor extranjero ofrecía las aleaciones de aluminio como algo novedoso que se empezaba a usar en Europa para la fabricación de moldes, y desde ahí, comenzamos a utilizarlo nosotros, que fuimos pioneros en moldes de aluminio en nuestro país. La anécdota puntual fue cuando nos invitaron a una charla de capacitación en la UNR, con fabricantes suecos. Y en ese momento ofrecían un material que se llamaba “duraluminio”. Éramos como veinte matriceros. Yo estaba con mi hermano -que hoy se dedica a otra cosa, pero entonces estaba con nosotros-, fui y le pregunté a los suecos qué eran las partidas piloto de las que ellos hablaban. Eran 100 mil piezas, cincuenta veces más que lo que hacíamos nosotros, pero un tiempo de trabajo mucho más rápido. Y nos animamos…
Y aquella decisión tuvo buenos resultados…
Salvia: Sí. Vale la pena decir que en aquel momento ayudó mucho la trayectoria que ya tenía mi padre. Mi apellido en el sector pesaba mucho. Yo le dije a Enrique Bertini: “Necesito que me banques esta matriz” y no hubo problema. Y lo que nos cambió fue que empezamos a respetar mucho mejor los tiempos de entrega. Para nuestros clientes era como si llegara Papa Noel con los regalos. Nosotros no teníamos que negociar plazos. Decíamos 90 días y los entregábamos a los 89. Fuimos responsables de un cambio de paradigma.
¿Qué significa ese cambio de paradigma para la matricería?
Salvia: Pongo un ejemplo, para que se entienda, con la fabricación de heladeras, que hoy están pensadas para una duración de 10 o 12 años. No existe más la “SIAM a bolita” que duraba 50 años. Los motores van a más revoluciones, tienen más desgaste. Pero además hay una sociedad de consumo que va presionando para el cambio. Y los industriales nos debemos adaptar a esta forma de consumo. En el caso nuestro, lo que hicimos fue permitir respuestas rápidas a los cambios de modelo. Yo hace muchos años vi en España que una fábrica hacía 11 marcas distintas de heladeras. Sólo le cambiaban las chapitas con el nombre y las manijas. Yo luego de eso ofrecí hacer lo mismo acá. Ahí pudimos desarrollar muchas cosas con Bambi y Bricket. Lo que hacíamos era desarrollar manijas nuevas o partes de la heladera, que permitieron tener mayor rotación del modelo. Del 80 por ciento de mano de obra y 20 de material que es el acero, tenemos nosotros en aluminio 70 por ciento de material y 30 de mano de obra. Nosotros hemos llegado a hacer nueve matrices en un mes. A Gillette le llegamos a hacer en 15 días la matriz y la pieza.
Cuentenos algo sobre el presente de la empresa….
Salvia: Tenemos casi cien empleados. Nuestra empresa se ha tecnificado, se ha profesionalizado. Hace seis o siete años que tenemos ISO 9000. Tenemos auditoría de Disney, por haber trabajado productos para ellos a través de AVON. Nosotros hicimos para ellos calzados, ojotas, pero comercializados a través de ellos. Hoy exportamos a Chile productos propios, a través de AVON. Nosotros estamos tratando siempre de sustituir importaciones.
¿Qué otras cosas hace Plasticraft?
Salvia: Nosotros hacemos productos de bazar. Contratamos un estudio de diseño, no le copiamos a nadie. Ponemos valor agregado. Son productos propios. Tenemos dos marcas registradas, que son FACILA y PLASTICRAFT. Esto lo vendemos a través de AVON, que con ellos es de exclusividad de colores. A través de otra empresa, comercializamos las mismas líneas en otros colores. Pero esta línea de trabajo está pensada para exportar. Hay 36 productos diferentes. La idea no es hacer productos descartables, sino de primera calidad, con diseños que nos distingan. Somos proveedores también de la industria carrocerra. A FAIC le hacemos todas las piezas de plástico para los asientos de colectivo. Ellos son la primera industria nacional del sector carrocero. Yo no hago casi de acero, sólo para los fabricantes de heladera.
¿Participa de organismos gremiales o técnicos del sector industrial?
Salvia: Sí. A nivel personal participo en la Asociación de Industria y Comercio de Villa Gobernador Gálvez. Lo hago porque creo que hay que ser parte de las instancias que nos permiten salir de la queja, de decir que nada se resuelve y uno no hace nada. También soy parte de la Agencia DAT. Hace muchos años, en el ’90, accedo a un crédito de innovación tecnológica. El nuestro era tres de los cien proyectos que se habían presentado, que tuvo unanimidad en la elección. Y desde entonces sigo vinculado a la DAT, de una u otra forma. A mí siempre me interesó trabajar con la universidad, con quienes pueden tener conocimiento. Fui presidente y ahora tesorero, de la Agencia DAT.
Algún mensaje sobre el final, para sus colegas industriales…
Salvia: Estoy a favor de la protección de la industria nacional. Tenemos un lema en la empresa que es trabajar en base a tres ejes: capacitación, calidad e inversión. Y pienso que lo importante es aprender a trabajar en equipo, no pensar en forma independiente. La ciudad de Rafaela es un ejemplo, que creció como nicho productivo con el precepto de sumar-sumar. Yo digo por ejemplo que para qué necesito en mi empresa tener un gerente de comercio exterior, si lo podemos compartir entre varias industrias.