Dante Dayer, de Dayer Sillas: «Los industriales tenemos que innovar todo lo que podamos, para seguir siendo competitivos y no perder vigencia»

Es el titular de una empresa mueblera de Esperanza, que fundó en 1996, tras haber tenido previamente veinte años de trabajo en una industria del sector. Produce sillas y sillones que se venden en todo el país.

¿Cómo es la historia de la empresa?

Dante Dayer: Soy su fundador. Empecé con este emprendimiento en 1996. Yo venía de ser empleado durante veinte años de operario en Mehring, una industria del sector de la madera. Con ese trabajo me había ido bien, me había servido para aprender mucho del oficio, ya tenía mi casa, pero necesitaba un crecimiento. Había entrado a los catorce años y tenía 34, esposa y cuatro hijos, quería superarme. Así fue me decidí a ir por más, saqué un crédito para comprar mi primera máquina y empecé, en el patio de casa. Con el tiempo, cuando vimos que podíamos crecer, nos decidimos a comprar los terrenos vecinos. Y después nos terminamos mudando a un predio industrial, hace cuatro años que estamos acá.

¿Y cuál fue la clave para ir creciendo luego de aquel comienzo?

Dayer: Lo primero que empezamos a hacer fue sillas, que era lo que sabía hacer. Hoy elaboramos sillas y sillones, que vendemos en todo el país. Tuvimos alguna propuesta de llegar a otros países, pero todavía no hemos decidido ir al exterior. Algo que siempre sirvió es invertir en tecnología. En 2001, por ejemplo, aunque parezca hoy increíble por la crisis económica del país, nos preparábamos para dar el salto cuando se lo pudiera dar, cuando cambiaran las cosas. En ese año me fui a Buenos Aires a comprar lijadoras automáticas, traídas de Italia, que no estaban en la mejor condición, pero que igual eran de avanzada y con eso pudimos hacer una mejora productiva que después se pudo arpovechar. Por eso, entre otras cosas, además de la visión que uno pueda tener, o la decisión, es importante tener acceso al crédito. Y otro de los elementos que tuvimos en cuenta en estos años es el hecho de innovar, de no quedarse con algo que dio resultado, sino el ir generando nuevas ideas, modelos, tener en todo momento un producto de calidad.

¿Cómo lograr ese objetivo?

Dayer: En la empresa, por ejemplo, trabajamos con diseñadores. Para no quedarse afuera, uno tiene que estar todo el tiempo arriba de lo que produce, viendo qué produce la competencia, viajar cuando se puede para ver qué ver qué se hace y cómo se trabaja en otros países, ir buscando nuevos clientes.

¿Y para ustedes hay algún país que puedan tomar como modelo?

Dayer: He viajado a Italia y tuve la oportunidad de ver cómo se produce. En alguna medida, ha servido para traer ideas, también maquinaria de ese país, que siempre fue muy de avanzada en el trabajo con la madera. Aunque también, el año pasado, me impactó ver grandes áreas industriales con fábricas que habían cerrado, producto de que la tecnología había reemplazado mucho el uso de la mano de obra. Hay trabajos que nosotros acá lo hacemos acá con tres operarios, que allá lo hace uno solo, por la mecanización

¿Ese panorama cree que puede ser el de la Argentina en poco tiempo?

Dayer: No vero que sea algo que pase en el corto plazo, pero sí es un dato a tener en cuenta. Lo que nosotros nos sucede, por ejemplo acá en la zona de Esperanza que somos muchos, es que estamos todo el tiempo tratando de mejorarnos, para ser competitivos.

¿Cómo ve al sector?

Dayer: Hay una realidad, más allá de la cuestión partidaria que cada uno tenga, que nosotros vemos. Tuvimos en nuestro sector una curva de crecimiento de 2003 a 2008, que de ahí para acá no se repitió. Se va haciendo cada año más dificil, uno de los temas que notamos es la inflación. Nos aumenta un insumo un 15 o 20 por ciento de un día para el otro, y no podemos trasladarlo al precio en forma inmediata. Eso repercute. En nuestro caso, hacemos sillas y sillones con un alto standard, no podemos empeorar la calidad porque perdemos mercado. Y entonces, a ese costo tenemos que absorberlo.

¿Cómo comercializan?

Dayer: Si bien tenemos un showroom con venta directa, no es nuestro fuerte. Nosotros vendemos la mayor parte de nuestra producción a fabricantes. A nosotros eso nos permite hacer partidas importantes, lo cual obviamente demanda tener un buen stock y muy ordenada la producción, para cumplir con los compromisos que uno tiene.

¿Qué cantidad de empleados tienen hoy?

Dayer: Contamos con 22 operarios, con mucha especialización, y estamos tercerizando varios trabajos, con lo cual totalizaríamos unas 30 personas que en forma directa o indirecta están vinculadas a la empresa. Estamos en una planta de producción que cuenta con 2000 metros cuadrados. Además tenemos con 4000 metros cuadrados destinados al depósito de madera, que permiten el secado de la misma de manera natural, con un estacionamiento de aproximadamente 2 años, que es el tiempo requerido por la madera que usamos, para su optima utilización.

¿Participan de muestras del sector?

Dayer: Sí. Continuamente estamos en ferias y eventos sectoriales. Por supuesto que en Expodema, también en algunas ocasiones en FIMAR. Estar ahí nos permite conocer qué se está haciendo, mostrar lo que hacemos, estar siempre vigentes.

¿En qué materiales trabajan?

Dayer: En guatambú, paraíso, eucalipto y algo de roble brasilero, toda madera maciza. Con respecto a esteo, en la industria de la madera nacional tenemos un problema serio, que es el hecho de que en pocos años vamos a tener que trabajar en sillas con madera implantada, porque no va a quedar más madera nativa. Se ha talado tanto, que no va a quedar material con el cual trabajar. Eso es preocupante. Lo que nosotros usamos llleva como 50 años de crecimiento. La madera implantada hay viveros que están permanentemente haciendo plantines. Lo que tendremos que hacer, de acá a unos 15 o 20 años, es adaptarnos a los colores, porque no será tan clarito como el guatambú de ahora.

¿Su familia tiene alguna vinculación con la empresa?

Dayer: Sí, por supuesto. Mi esposa y tres de mis hijos están en la empresa. Por eso digo que hemos crecidoy queremos seguir creciendo, pero somos una Pyme familiar. Uno de mis hijos está finalizando sus estudios de procesos productivos, que los va a aplicar acá. Y para mí es un orgullo que puedan haber aprendido a querer esto que hacemos. Yo lo que siento es que más allá un oficio, el ser carpintero es una pasión, que creo he podido transmitir a la gente que quiero.

SITIO WEB DE LA FIRMA:

www.dayersillas.com.ar