La empresa fue fundada en Las Rosas, en 1986, por Alberto Moriconi, que falleció hace dos años. Su esposa y sus cuatro hijos continuaron con la empresa, que hoy es líder en fabricación de tolvas a nivel nacional. Además, vende a los sectores del petróleo y la minería. En asociación con Scania elaboraron un producto especial para la industria papelera. Desde 2001, elaboran los bitrenes para transporte de carga, que acaban de recibir habilitación para circular por rutas nacionales.
¿Cómo empezó la empresa Vulcano?
Carlos Moriconi: La fundó mi papá Alberto Antonio Moriconi en 1986. El era hasta entonces transportista acá en Las Rosas. Tenía cinco camiones, años de manejo en las rutas de la región y muchas charlas encima con los productores agropecuarios, a los que llevaba la cosecha. Con esa experiencia, y algún capital que había podido ahorrar, instaló un taller de corte y plegado. Nosotros sus hijos, éramos cuatro. Yo que soy el más grande, tenía 15 años en ese momento. De vez en cuando iba a la fábrica con mi viejo, mis hermanos también. Él siempre quería que fuéramos aprendiendo el oficio. Mi mamá también participaba. Los domingos, en la mesa de casa, se hablaba de cómo sacar la fábrica adelante. Y crecimos mucho desde que se fundó Vulcano, pero seguimos siendo una empresa familiar. Mi padre falleció hace siete años y ahora como titulares estamos mis cuatro hermanos y mi madre.
¿Cuáles fueron los principales logros de la empresa?
Carlos Moriconi: En 1996 la firma dio un gran salto. Veníamos de años muy complicados, el inicio de la década del ’90 nos deja casi sin nada, un camión era todo el capital que había quedado. Mi papá en ese año ’96 pudo hacer un viaje a Estados Unidos y tomar contacto con las maquinarias que se estaban usando allá. Ahí conoce un sistema para transportar tolvas que acá no existía, que salía de los equipos tradicionales. Nos pusimos con cartulina, lápiz y una regla T, hasta que le encontramos la vuelta para fabricarla. Y salimos campo por campo, golpeando la puerta. Algunos nos conocían, porque habían sido clientes nuestros, otros no tenían la menor idea quiénes éramos. Así recorrimos un montón de localidades, en la provincia de Santa Fe, en Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires. Le explicábamos de a uno, a los productores que esa podría ser la solución para transportar su producción. Y de a poco nos fueron comprando. Hasta que hoy, casi veinte años después, se transformó casi en un genérico, como la plasticola o la birome. Cuando alguien acá en la zona núcleo pide un equipo para la descarga de gravedad en granos, dice “Mandame un Vulcano”.
Además de las tolvas, ustedes son los fabricantes de bitrenes para el sector del transporte de cargas.. Carlos Moriconi: Sí, los elaboramos desde 2001, para el transporte de carga. Fuimos los primeros en fabricarlos en el país, en el que sólo somos tres empresas las que hoy lo hacemos. Es un producto que había nacido en el año ’90, lanzado por los australianos. Si bien ese país tiene un mayor desarrollo económico que el nuestro, se parece a la Argentina por las grandes distancias y por tener una producción agropecuaria muy importante. Así que siempre fue un lugar desde el cual podemos tomar ideas, verlo como espejo de las cosas que podríamos hacer. En 2001, la hija de un colega con quien tengo una larga amistad, Carlos Boero, estaba viviendo en Australia. Y a la vuelta de uno de sus viajes a visitarla, me cuenta que había conocido algo llamado bitren que permitía optimizar la carga. Acá ya empezaban a surgir acá los pooles de siembra y se venía la expansión de la soja. Y en Vulcano nos animamos al desafío de empezar a fabricar los bitrenes, que podían ser una buena solución para transportar cosechas que iban a ser cada vez más voluminosas.
Después de aquel viaje de Boero a Australia, ¿cómo siguió el proyecto?
Carlos Moriconi: Empezamos a buscar videos y fotos, preguntar mucho e investigar. Nos pusimos a probar cómo podíamos diseñar y fabricar esa ‘quinta rueda’ que se le llama a la articulación que combina los dos semis en un solo camión. Hasta que nos salió y empezamos con una versión de tamaño chico, que transporta hasta 45 toneladas. Ese es como un camión común, pero de tres ejes. A ese modelo en 2004 logramos que se lo incorpore a la Ley Nacional de Tránsito. Y más adelante nos decidimos a fabricar también el modelo largo, de algo más de 25 metros y capacidad para transportar hasta 75 toneladas, el mismo que estaba ya en otros países. En 2012, la provincia de San Luis fue la primera en habilitarlo, para sus rutas provinciales. Y eso nos permitió no solo tener un mercado para lo que hacíamos, sino crecer mucho en el desarrollo. En estos dos años, el bitren grande de Vulcano creció en varios aspectos, pudimos ir mejorando el producto. Y los Boero siempre siguieron ligados a la idea, porque ellos fabrican las suspensiones y ejes de los bitrenes que hacemos nosotros.
¿Y qué otros productos elaboran?
Carlos Moriconi: Hacemos un carretón especializado en trabajos de industria pesada, como minería o petróleo. Lo producimos en convenio con la multinacional Scania, con la que tenemos un acuerdo para ser “socios estratégicos” en desarrollo de producto. En este marco, con ellos diseñamos, hacemos y vendimos a Uruguay un modelo pensado exclusivamente para la industria forestal, que permite transportar palos de gran peso y tamaño.
Una reflexión final, que solemos pedir en estas entrevistas, dirigida a los industriales…
Carlos Moriconi: Y… puedo hablar desde la lección de vida que nos tocó a nosotros. Conseguir imponer un producto y una marca en Argentina, como también lo hemos podido hacer en Uruguay, significó muchas horas de nuestras vidas, sacrificio, dedicación y trabajar seriamente para un mismo objetivo. De esa manera, las cosas se pueden lograr.
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